Dado el contexto actual colombiano, y las diferentes dinámicas que se desarrollan en él “Los procesos educativos se deben enfocar, de manera prioritaria, en trabajar por lograr que la educación forme en la convivencia pacífica y en todas las habilidades necesarias para que los estudiantes sean capaces de resolver pacíficamente los conflictos” (Martínez, 2015, p. 88). Lo anterior teniendo en cuenta que la educación siempre ha sido un pilar fundamental en la construcción de país, pero que en épocas de posconflicto su importancia asciende a un grado superior en el cual debe ser considerada el ingrediente principal de la metamorfosis por la que debe pasar Colombia para transformarse en el espacio de paz y armonía que todos queremos. Es por ello que al enfrentar los retos que hoy en día propone el ámbito educativo es necesario tener un pensamiento global, constructivo y reformador para provocar así cambios sustanciales que modifiquen el enfoque y el pensamiento ortodoxo de muchos, que en